Mario Murua, nacido en Valparaíso vio el mar y la curva de la tierra antes de conocer la selva Paraguaya y las mega ciudades de Buenos Aires, Rio de Janeiro, Sao Paulo, esta fue su infancia. A los años después, joven, se ganó un premio de afiche en Colombia eso lo llevo a Paris donde pintó, pintó harto y conoció gente bien despierta así él también se despabiló.

Luego hizo un puente entre Francia y Chile ya que todas las generaciones saben que la pintura existe en Paris. Aunque la familia Duchamp mantiene el cerrojo del ojo nosotros pintamos y contamos con la chacana la cual nos hace reir. Yo con otro empezamos eso del color antes de los ochenta y eso de contar con distorsiones como otros que ya estaban torcidos con los pueblos polinésicos o los africanos los que llevamos una mano diaguita para crear imágenes toda esta mezcla que tiene que ver con el fondo del mundo sus migraciones y transversalidades múltiples como el cine de Raúl Ruiz o la poética del cine el solo sentido de la imagen es que sea vista.

Medio siglo de lecturas de viajes de visitas a museos es eso que se puede llamar Kakalan, Canimagen, Pora, Duende, o simplemente creación de mundos donde las reglas se asemejan a un delirio de colores tropicales y musicales. Donde el hacer más temas misteriosos y poéticos para seducirnos de imagen.

Y bueno, esa biografía continuará, pues se sigue pintando hasta hoy…